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Mostrando entradas de diciembre, 2009

Asco.

Escoge una situación delicada. Cualquiera. Ahora estrújala, piensa en ella continuamente, dale vueltas. Intenta cambiarla pero sin demasiado ánimo. Intenta cambiarla con un ánimo excesivo. Plantéatela hasta que deje de tener sentido y después pregúntate qué sentido intrínseco tenía antes. Conviértela en el centro de tu vida, haz que sea tan importante que llegue a no serlo en absoluto. Replantéatelo. ¿Qué sientes?
Buenas Tardes. Antes de comenzar quiero hacer una pequeña aclaración: no soy el secretario de Piña, ni mucho menos... digamos que nuestra relación es... ¿alguna vez nos hemos visto sin que haya alcohol entre ambos?. Piña escribió un texto. No lo llegué a ver debido a pequeños problemas técnicos llamados "padres" ... ella escribió algo relacionado con sexo, drogas, Marilyn Manson, dinero ilegal... y se lo tuvo que comer... tengo,, ejem! un mensaje de "ella" para "vosotros": Se me ha estropedado el ordenador, estoy utilizando el de Ana, a la cual le da algo si le cierro su sesión Guguel y que me voy a morir de la desesperación. Un saludo. MR.V_

En mi ciudad hace calor.

¿Lo primero que sentí al salir del autobús? Que el aire estaba acogedoramente templado. ¡Estamos en verano! Y todo el mundo sabe que no hay verano que se precie sin su adecuada tormenta estival. Así que subí la Rambla esquivando ráfagas de lluvia veraniega al ritmo de Dover, love is a bitch o algo así. Creo que prefiero el verano. La piel morena, el agua que brilla, las noches estrelladas, los botellones y ansiar ir en bolas a las cinco de la mañana porque te mueres de calor. Ah, sí, os mentí. Sospecho que estamos en invierno, tengo esa pequeña impresión. De hecho empieza hoy. Por si no os habíais dado cuenta, todo lo ocurrido hasta el momento eran simples ensayos otoñales. Ahora hace frío y no puedo llevar shorts, con lo que me encantan. Es todo un contratiempo. Toca ponerse abrigos que te hacen parecer una señorita de los años 20 en vez de una hippie trasnochada, tal era mi look hace cuatro meses. Es el momento de cebarse a polvorones y de que la chicha blanca-translúcida intente fag

En este bar.

Me miró sin verme y se mojó los labios. Lentamente. La mujer del bolso azul se encontraba allí, como cada noche. Tenía un Martini intacto delante, nunca lo empezaba. A quien se interesase por ella le contaría que le encantaba ese cóctel, con su aceituna, que siempre había imaginado cómo sabía y que no lo probaba por miedo a que le decepcionase. - Así sabe mejor. Te diría, si se lo preguntases. Pero en este bar, a media noche, nadie se interesa por nadie. Ni por sus finos labios pintados de rojo ni por las arrugas de su rostro. Ni por la causa de que, de vez en cuando, mire por la ventana y sin ver nada, con la vista perdida, se le escape rodando una lágrima. No, no está borracha. Nunca bebe, sólo su copa de todas las noches, pero ya sabes que no la prueba. De vez en cuando tararea. Eso sí. Y alguna canción perdida, como ella. Si le preguntases te diría que alguna vez soñó que se enamoraban de su voz sin que ella se percatase. Si se lo preguntases. Pero ya te he dicho que en este bar, a