Un día quiso ser una gran escritora, un día quiso volar lejos. No, perdón, siempre quiso volar lejos. Poco después aprendió que ahí no estaba la solución. Más tarde supo que no tenía nada que contar, excepto a sí misma. Un poco después comprendió que aún no estaba preparada, así que volvió a lo que estaba haciendo antes: preparar el menú de la semana.