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Mostrando entradas de abril, 2011

Hielo que quema.

Sumida en la oscuridad de la noche conversas con quien no tienes delante. En el vaivén de luces constante sostienes la mirada a unos ojos que ya no están. Desaparecieron con esta luz parpadeante. Ráfagas deslumbrantes que hace rato te dejaron ciega. Ahora paran y luego vuelven. Así está estipulado que sea. (...) Me han contado que estabas sola. Me lo ha contado esa que estaba a tu lado. Y el que estaba más allá también. Me lo ha contado tu amiga, la que te acompañó al baño. El camarero que te puso la cerveza y la chica que, mientras, le guiñaba un ojo desde el otro lado de la barra. Luego me susurraron cosas que nunca deberían ser pronunciadas. Algo que asusta expresar con palabras. Aquel chico que te llevó a casa y te desnudó; ese que borró tus lunares a base de muerdos; él, que quiso hundirse debajo de tus bragas; ese chico me dijo que más allá de tu piel no había ni un alma.