Escoge una situación delicada. Cualquiera. Ahora estrújala, piensa en ella continuamente, dale vueltas. Intenta cambiarla pero sin demasiado ánimo. Intenta cambiarla con un ánimo excesivo. Plantéatela hasta que deje de tener sentido y después pregúntate qué sentido intrínseco tenía antes. Conviértela en el centro de tu vida, haz que sea tan importante que llegue a no serlo en absoluto. Replantéatelo. ¿Qué sientes?
que enhechiza a voluntad de volver a ella a todos los que de la "apacibilidad" de su vivienda han gustado. Ayer me volvieron a liar. El típico plan de "cerveceo de tranquis" que se desmadra y que acaba siendo "cachis en el pani". Ahora ando entre maletas y planteandome hasta que punto es necesario llevarme el portátil. De todas formas este no es el caso. Hace tres años que vivo, sobrevivo (si se tiene en cuenta el frío) en esta ciudad cuya tradición universitaria tiene más años que tú, yo y el apuntador juntos. Cuando yo termine la carrera todo seguirá igual que cuando empecé, ya que si hace 40 años ya estaba así (de ello da fe mi padre), dentro de 40, exceptuando el nombre de algunos bares, todo seguirá igual. La gente seguirá considerándose avanzada a su época, vestirá moderno, irá a bares con música moderna, se agobiará antes de exámenes, y se encerrará en las bibliotecas, se enamorará y se desenamorará, se emborrachará y saldrá los martes, los jueves,
Mejor exprímela, échale un poco de vodka a lo que salga y emborrachate con ella :D
ResponderEliminarYo lo hago una vez a la semana...
ResponderEliminarAsco no, desde luego, en todo caso una profunda confusión :S :S :S
ResponderEliminarQue lo has bordado :)
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