Un día quiso ser una gran escritora, un día quiso volar lejos. No, perdón, siempre quiso volar lejos. Poco después aprendió que ahí no estaba la solución. Más tarde supo que no tenía nada que contar, excepto a sí misma. Un poco después comprendió que aún no estaba preparada, así que volvió a lo que estaba haciendo antes: preparar el menú de la semana.
que enhechiza a voluntad de volver a ella a todos los que de la "apacibilidad" de su vivienda han gustado. Ayer me volvieron a liar. El típico plan de "cerveceo de tranquis" que se desmadra y que acaba siendo "cachis en el pani". Ahora ando entre maletas y planteandome hasta que punto es necesario llevarme el portátil. De todas formas este no es el caso. Hace tres años que vivo, sobrevivo (si se tiene en cuenta el frío) en esta ciudad cuya tradición universitaria tiene más años que tú, yo y el apuntador juntos. Cuando yo termine la carrera todo seguirá igual que cuando empecé, ya que si hace 40 años ya estaba así (de ello da fe mi padre), dentro de 40, exceptuando el nombre de algunos bares, todo seguirá igual. La gente seguirá considerándose avanzada a su época, vestirá moderno, irá a bares con música moderna, se agobiará antes de exámenes, y se encerrará en las bibliotecas, se enamorará y se desenamorará, se emborrachará y saldrá los martes, los jueves,
Supongo que es algo tan personal que es normal que yo no lo entienda ¿Verdad?
ResponderEliminarAun así, felcidades por tu escritura. Que fluidez.
Saludos^^
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