Se busca un saludo que dibuje una sonrisa. Se busca un alto. En el camino se busca acompañamiento de noches, velas, mosquitos y sombras. Se busca risa, se busca... En la quietud de la noche se busca silencio y dos o tres palabras pronunciadas bajo. O pronunciadas alto, pero se buscan. Que roja sea la tarde cuando se busque inquietud anticipada. Se buscan emociones fuertes. Se buscan estrellas y se buscan alineadas. Astros, planetas, alineados también. Se busca catarsis y falta de aire y espacio en el pecho. Asombro, se buscan coincidencias tejidas, enredadas y enrevesadas, se busca dieta por falta de ganas. Se busca fuego, quemarse y arder de madrugada atónitos ante el espectáculo. Se busca. Te busco. Y espero.
que enhechiza a voluntad de volver a ella a todos los que de la "apacibilidad" de su vivienda han gustado. Ayer me volvieron a liar. El típico plan de "cerveceo de tranquis" que se desmadra y que acaba siendo "cachis en el pani". Ahora ando entre maletas y planteandome hasta que punto es necesario llevarme el portátil. De todas formas este no es el caso. Hace tres años que vivo, sobrevivo (si se tiene en cuenta el frío) en esta ciudad cuya tradición universitaria tiene más años que tú, yo y el apuntador juntos. Cuando yo termine la carrera todo seguirá igual que cuando empecé, ya que si hace 40 años ya estaba así (de ello da fe mi padre), dentro de 40, exceptuando el nombre de algunos bares, todo seguirá igual. La gente seguirá considerándose avanzada a su época, vestirá moderno, irá a bares con música moderna, se agobiará antes de exámenes, y se encerrará en las bibliotecas, se enamorará y se desenamorará, se emborrachará y saldrá los martes, los jueves,
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