Ir al contenido principal

La vida da vueltas, pero no vuelta atrás.

Existe un punto de inflexión que todo el mundo ansía y todo el mundo esquiva. Lo deseas de los otros y lo evitas por tu parte. Estoy hablando del momento en el que las cosas se complican. De la mañana en la que te despiertas y las cosas han dejado de ser banales.
Un instante compartido sin retorno. El momento en el que por primera vez con una persona, una conversación deja de ser intranscendente para empezar a hablar de sentimientos.
Lo que quiero contar hoy son las veces en que esto pasa. Cada vez menos. No hay amistad antes de este punto y sin embargo, con cada año que pasa cuesta más superarlo.
Las inflexiones sin capacidad de retorno dan miedo. Mucho. El mismo que las cosas definitivas. Hay quien dice que nada es permanente. Yo te diría que hay ciertos cambios que lo son, para bien o para mal. Y este es uno de ellos.

Comentarios

  1. A nadie le gustan las complicaciones, pero es que son innevitables, forman parte de la vida. Solo nos queda asumirlas con la mayor entereza posible, tratar de superarlas y seguir adelante.

    Saludos y animo ;)

    ResponderEliminar
  2. Es cierto que cada año cuesta más superar ese punto. Pero un día te ves en la Plaza Mayor de Salamanca, una noche cualquier en realidad, llena de agobios y miedos, y alguien te dice "Je ne sais pas".

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Salamanca,

que enhechiza a voluntad de volver a ella a todos los que de la "apacibilidad" de su vivienda han gustado. Ayer me volvieron a liar. El típico plan de "cerveceo de tranquis" que se desmadra y que acaba siendo "cachis en el pani". Ahora ando entre maletas y planteandome hasta que punto es necesario llevarme el portátil. De todas formas este no es el caso. Hace tres años que vivo, sobrevivo (si se tiene en cuenta el frío) en esta ciudad cuya tradición universitaria tiene más años que tú, yo y el apuntador juntos. Cuando yo termine la carrera todo seguirá igual que cuando empecé, ya que si hace 40 años ya estaba así (de ello da fe mi padre), dentro de 40, exceptuando el nombre de algunos bares, todo seguirá igual. La gente seguirá considerándose avanzada a su época, vestirá moderno, irá a bares con música moderna, se agobiará antes de exámenes, y se encerrará en las bibliotecas, se enamorará y se desenamorará, se emborrachará y saldrá los martes, los jueves,

En este bar.

Me miró sin verme y se mojó los labios. Lentamente. La mujer del bolso azul se encontraba allí, como cada noche. Tenía un Martini intacto delante, nunca lo empezaba. A quien se interesase por ella le contaría que le encantaba ese cóctel, con su aceituna, que siempre había imaginado cómo sabía y que no lo probaba por miedo a que le decepcionase. - Así sabe mejor. Te diría, si se lo preguntases. Pero en este bar, a media noche, nadie se interesa por nadie. Ni por sus finos labios pintados de rojo ni por las arrugas de su rostro. Ni por la causa de que, de vez en cuando, mire por la ventana y sin ver nada, con la vista perdida, se le escape rodando una lágrima. No, no está borracha. Nunca bebe, sólo su copa de todas las noches, pero ya sabes que no la prueba. De vez en cuando tararea. Eso sí. Y alguna canción perdida, como ella. Si le preguntases te diría que alguna vez soñó que se enamoraban de su voz sin que ella se percatase. Si se lo preguntases. Pero ya te he dicho que en este bar, a

Dedicado a los de la primera fila.

O a los que se creen en ella. Buenas noches a todos aquellos que esconden detrás de una apariencia perfecta la más absoluta mierda. Encantada de saludar a quienes necesitan clasificar a las personas para poderse sentir en la cima del mundo. A quienes rechazan para no sentirse rechazados. A quienes odian a los demás por no odiarse a sí mismos. A los de la mente cerrada a cal y canto. A esos que huyen de su casa, porque todo lo que les queda allí es barro. Un aplauso a los que nunca tuvieron amigos, encontraron dos en la universidad y se les subió a la cabeza. Un beso a los que destrozan todo lo que tocan y luego esbozan una sonrisa de "yo nunca he roto un plato". A aquellos mediocres que hacen cosas normales, escuchan música aceptable y rechazan al que se sale de sus mediocres cánones. A vosotras y a vosotros. Encantada.